martes, 11 de mayo de 2010

SI LO SABE SE QUEDA EN CASA

Hola a tod@s;

Os voy a contar una historia real que le ha sucedido a una amiga mía. Es cierto que según estéis leyendo os parecerá que la historia es inventada, pero no, es real como la vida misma.


Todo sucedió en un viaje que realizo mi amiga a Ámsterdam, una semana antes que el volcán Islandés empezase a causar problemas a los aviones con su nube de ceniza.

El viaje de ida fue estupendo y la estancia en Ámsterdam también. La historia comienza en el viaje de regreso a Bilbao, muy temprano cogieron el tren que las debía trasladar hasta el aeropuerto y una vez en su destino cuando fueron a salir del tren, se dieron cuenta que las puertas de su vagón permanecían cerradas. Intentaron abrirlas por todos los medios pero fue inútil, echaron a correr hacia otra puerta del vagón pero el tren se puso en marcha.

VIAJE A LA INDIA

La próxima parada del tren era Utrecht, 30 minutos de viaje más otros 30 minutos de vuelta más esperar en la estación al tren suponía la pérdida del vuelo a Bilbao, como así sucedió. Lo perdieron por los pelos, pero lo perdieron, así como el importe del billete.

Ese día no había más vuelos a Bilbao y los vuelos del día siguiente estaban llenos, no les quedo más remedio que ir a dormir a casa de una amiga a Rotterdam y tratar de conseguir un vuelo por Internet. Por fin consiguieron ver un vuelo, que aunque el destino era Santander y salía de Bruselas, les venia bien porque era económico, 75 euros. Procedieron a realizar la reserva y cuando llegaron al apartado de introducir el número de la tarjeta del banco, se dieron cuenta que la habían perdido, probablemente en la carrera por el tren.

No tenían dinero ni tarjeta ni a quien acudir, así que no tuvo mas remedio que llamar a casa y que su padre le diese el número de otra tarjeta para poder realizar la compra.


Al realizar la compra en vez de los 75 euros del principio, el billete costaba 200 Euros debido a que habían pasado de las 12 de la noche y ya era otro día, el mismo día de volar.

Esa mañana se pusieron rumbo a Bruselas desde Rotterdam en el tren y cuando llevaban unos pocos kilómetros el tren se paro, la máquina tenia una avería y se tenían que desviar hasta Breda para poder realizar el cambio de máquina. Desde Rotterdam a Breda se les hizo eterno porque el tren iba a muy poca velocidad y el fantasma de la perdida del vuelo les rondaba la cabeza.

Después de la odisea del tren, llegaron al avión de Bruselas y lo cogieron por los pelos. El viaje fue fenomenal sin problemas y llegaron a Santander, pero no tenían ni un duro, así que tuvieron que llamar a un amigo para que las fuesen a recoger.


De camino a Bilbao en medio de la autopista se les estropeo el coche teniendo que llamar a la grúa. Por fin llegaron a Bilbao a las tantas de la madrugada y esa mañana tenían que ir a trabajar.

Le he prometido a mi amiga que no voy a decir su nombre, porque sino nadie va a querer ir de viaje con ella.

Saludos

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